Parece
que la mentalidad de la posguerra no ha desaparecido, el plato debe quedar vacio
y los estómagos llenos. Cuándo esto no ocurre nos preocupamos por nuestros retoños,
pero ¿Y cuándo dejan el plato limpio y piden más? ¿cuándo quieren más chocolate
y menos verduras? Tenemos que hacer algo al respecto. Parece que es perfectamente adecuado que los niños coman más y más, pero estamos ante un
problema que hay que tratar con el pediatra igual que la falta de hambre.
España
es el país europeo con la tasa más alta de obesidad infantil, un 28,3% de los
niños de entre 3 y 12 años padece este problema, un porcentaje muy próximo ya al de
nuestros amigos de Estados Unidos, los reyes de la mala alimentación.
¿Qué podemos hacer si padecen este problema?
Ayuda profesional: ante todo, que el pediatra nos aconseje alguna dieta apropiada para la edad
y su estilo de vida, y lleve un control específico del niño. Es importate que tomemos conciencia de que se trata de un
problema que hay que paliar y tratar con los profesionales
Actividad física: Las videoconsolas, la televisión y los aparatos electrónicos en general, están provocando
un estilo de vida más sedentario. Los niños deben realizar actividades
deportivas y extraescolares que supongan gasto calórico. Esto ayudará
a tener un mejor crecimiento físico y mental que lográ mantener un mejor equilibrio energético.
Dieta apropiada: Por debajo de los seis o siete años no suelen indicarse dietas para perder
peso tan solo corrección de los hábitos alimenticios. si crees que tu hijo, por debajo de los 6 años, necesita perder peso no le hagas ninguna dieta por tu cuenta y
consulta al médico. En niños más mayores es más habitual la conocida "Dieta
semáforo".
Cómo hacer la dieta semáforo para niños
Se llama así porque se divide los
alimentos en 3 grupos:
Grupo verde: Se pueden consumir ilimitadamente son verduras, frutas frescas no muy maduras y agua natural.
Grupo Ámbar: Se debe controlar más la cantidad y comer con más moderación en función del gasto energético.
Cereales: (Pan, pasta y arroz). Legumbres (alubias, garbanzos, lentejas y
guisantes) Patatas (cocidas y asadas). Aceite (oliva, girasol y maíz). Lácteos (leche y yogur bajos en grasas, queso fresco y requesón). Huevos (en tortilla y
pasados por agua). Pescados. Carnes (pollo, conejo, pavo, ternera, vaca). Zumos
sin azúcar y frutos secos como higos, pasas y castañas.)
Grupo
rojo: Deben consumirse muy ocasionalmente.
Cereales (arroz en paella de carne, cereales azucarados para el desayuno). Todo tipo de
fritos. Frutos secos (pipas, almendras, nueces...) Lácteos (leche y yogur
enteros, nata, mantequilla, queso graso, etc.) Carne de cerdo (excepto
solomillo), cordero con grasa, embutidos, dulces, cacao, bollería, postres
lácteos, helados y bebidas, salvo zumo natural no azucarado.
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