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Más allá del debate sobre si los alumnos tienen que hacer o no deberes en casa,
lo cierto es que realizar las tareas escolares fuera del horario
lectivo es un pilar del sistema educativo en España. Muchos defienden
que los deberes refuerzan los aprendizajes de clase, que ayudan a crear
hábitos de trabajo, superación y disciplina y que refuerzan la
concentración y la memoria. Es una labor y una responsabilidad de los
hijos, pero los padres también cumplen un papel: el de vigilar, apoyar y
seguir que los chicos cumplan las tareas y resolver sus dudas, pero
nunca, nunca hacerles los deberes.
Los deberes son una responsabilidad asumida por muchas familias. El 80% de los alumnos en Primaria recibe ayuda de sus padres para hacer las tareas escolares y el 45% de los estudiantes en Secundaria,
según una encuesta elaborada por TNS Demoscopia. Pero, sin duda, ayudar
a los hijos a realizar los deberes puede ser motivo de tensión y
conflicto en casa, incluso puede suponer una gran carga, sobre todo,
para muchos padres que trabajan y les falta tiempo de dedicación a los
hijos.
Para llevar bien esta gran responsabilidad, es conveniente
conocer cuáles son los errores más comunes que cometen los padres a la
hora de realizar los deberes con sus hijos y cómo solventarlos. Carmen
Guaita, profesora y vicepresidenta del sindicato de profesores ANPE,
explica los fallos más habituales y ofrece las claves para realizar con
éxito estas tareas:
1. Hacer los deberes en cualquier sitio, en la cocina mientras se prepara la cena; en el cuarto de estar mientras otros ven la tele…
En su lugar: Procurar que el «momento deberes» sea importante para la familia: en un lugar fijo, es mejor si es su propio rincón de estudio. Si no se dispone de él, en un ambiente de silencio y trabajo general en la casa, sin distracciones, sin tele...
«Debemos demostrar que nos los tomamos en serio —dice Guaita—. Si
mientras los chicos trabajan, papá o mamá leen o también trabajan
estaremos mandando un buen mensaje».
2. Protestar como adultos sobre la cantidad o calidad de los deberes.
En su lugar: Aceptarla realidad.
«Los deberes son los que son y los que tocan. Si vemos que sobrepasan a
nuestro hijo, debemos acudir al centro educativo para notificarlo, pero
en casa se debe respetar todo lo posible la decisión del profesor.
Estamos preparándoles para la vida, y en la vida habrá mucho trabajo y
esfuerzo», afirma la profesora.
3. Hacerlos nosotros.
En su lugar: Realizar las tareas
escolares de los hijos ni aumenta su capacidad de trabajo ni su
disciplina, ni les hace aprender nada nuevo. «El sentido común, la gran
herramienta que todos los padres tenemos aunque a veces no le hagamos
caso, ya nos lo está diciendo».
4. Entender los deberes solo como nuevos aprendizajes de conocimientos.
En su lugar: Los deberes escolares
son refuerzos para el aprendizaje y, sobre todo, una ocasión para
aprender a trabajar de manera autónoma. Los padres pueden explicarles
las dudas, pero mucho más razonable es ayudarles a encontrar la
respuesta que buscan: en sus propios libros de texto, en internet…
5. Convertir los deberes en el «momento regañina» de cada día.
En su lugar: Convertir el tiempo de
hacer deberes en un tiempo de paz y tranquilidad. Si el alumno tiene
dificultades, puede y debe consultarlas con sus profesores al día
siguiente. Es muy perjudicial crear en casa ansiedad ante lo relacionado
con la escuela.
6. No tomar en serio su necesidad de presencia y apoyo.
En su lugar: Soltar el smartphone y estar disponibles para ellos, mirándoles y escuchándoles cuando así lo requieran.
7. Imponer un control absoluto.
En su lugar: «Si quieren que les
tomemos la lección, debemos hacerlo. Si les ponemos nerviosos o ellos
nos ponen a nosotros, es mejor confiar en su responsabilidad. Y decirles
en voz alta que confiamos en ella», dice Guaita.
8. Evitar el diálogo con los profesores.
En su lugar: Potenciar el diálogo y la colaboración con los profesores y consultarles si hace falta alguna ayuda suplementaria.
9. Permitir que afronten las tareas escolares agotados ya de tareas extraescolares.
En su lugar: Las actividades
extraescolares son necesarias pero no pueden ser obsesivas. Los alumnos
pueden tener demasiadas modalidades: deporte, idiomas, música, ajedrez…
todo a la vez. Es mejor adecuarlas a la personalidad e intereses del
hijo y permitir tardes en las que solo haya que jugar en casa y
estudiar.
10. Ser anárquicos.
En su lugar: Los deberes son, sobre
todo, un aprendizaje del trabajo autónomo y la autodisciplina. Para
Guaita, «les ayudamos si les animamos a establecer un tiempo mínimo y
máximo, siempre a la misma hora, en el mismo sitio, siempre con el móvil
apagado. Todo tiene su momento es un gran aprendizaje para un niño pero
son sus padres quienes deben mostrárselo. También con el ejemplo».
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