Tras dos meses de asueto y juegos en el parque, largas tardes con los
amigos y maravillosos chapuzones llega septiembre con la incorporación
al colegio, los madrugones y los deberes. Se trata de una serie de cambios que pueden provocar estrés en los pequeños que ya se habían acostumbrado a una vida sin horarios y sin obligaciones.
Sin embargo, con previsión y paciencia podemos conseguir que volver a las clases no provoque estrés escolar en los niños y alejar así el riesgo de miedo o inseguridad en los pequeños.
1.- Empezar a introducir rutinas antes del inicio de las clases: Los cambios bruscos son estresantes tanto para los adultos como para los niños por lo que pasar de unas vacaciones sin horarios a las rutinas escolares debe hacerse paulatinamente. Así, a ser posible, los niños pueden empezar a poner el despertador para levantarse a una hora fija antes de que empiecen las clases y realizar algunos ejercicios a modo de repaso para que el regreso a clase sea más suave.
2.- En positivo: Mostrar una actitud alegre hacia el colegio contagia a los niños de entusiasmo. Vuelven a jugar con sus amigos, muchos de los cuales no han visto durante el verano y van a pasarlo muy bien con sus compañeros de clase. Además, los padres tienen que estar tranquilos porque si ellos se estresan, los niños también.
3.- Relación con el colegio: Acudir a tutoría para conocer a los profesores de nuestros hijos y preguntar sobre cómo va a ser el curso es positivo para los padres y también para los niños que ven cómo sus padres se implican y se preocupan por su bienestar y por su progreso educativo.
4.- Descanso: Los niños deben descansar las horas necesarias. Según las edades las horas de sueño oscilan entre las diez y las ocho horas por lo que han de adquirir las rutinas de sueño apropiadas que les ayudarán a mantenerse despiertos y atentos durante las clases.
5.- Extraescolares: Los niños pasan en clase un mínimo de cinco horas y luego tienen que realizar tareas y estudiar durante una o dos horas más por lo que las actividades extraescolares han de ser motivadoras. Deben gustarle y acudir con agrado. Los niños tienen que tener tiempo para el juego libre con sus amigos.
7.- Buena alimentación: Un buen desayuno les aporta la energía necesaria para rendir en el colegio. Los niños con carencias de vitaminas pueden sufrir problemas de concentración durante las horas de estudio.
8.- Comunicación: Los padres deben hablar con sus hijos y saber cómo se sienten en el colegio. Es un hábito muy enriquecedor, que no sólo mejora la relación paterno-filial, sino que ayuda a detectar los cambios del niño si está sufriendo algún tipo de dificultad de adaptación. Escuchar a los hijos con atención refuerza su autoestima ya que sienten que lo que tienen que decir es importante para sus padres y la autoestima es inversamente proporcional al estrés, es decir, a mayor autoestima menor estrés y viceversa.
9.- Exigencia: A lo largo del verano se olvidan muchos de los conceptos adquiridos durante el curso y hay que refrescarlos. Al inicio del curso hay que tener paciencia y ayudar a los niños a recordar aquello que ya saben para poder seguir aprendiendo cosas nuevas. El nivel de exigencia no debe asfixiar a los menores.
10.- Ayuda profesional: Adaptarse a una nueva situación puede provocar inseguridad durante un periodo de tiempo. Sin embargo, hay niños que sufren síntomas graves de estrés, como irritabilidad, tristeza, angustia, diarrea o estreñimiento, por lo que hay que estar atentos a los cambios del menor porque si es así hay que acudir a un profesional para que le ayude en la adaptación.
La primera vez
El primer día de colegio puede ser muy emocionante. Los niños de apenas tres años, algunos aún no los han cumplido, comienzan las clases y aunque hayan ido a guardería, las sensaciones son diferentes. Llegan a un entorno nuevo, con compañeros a los que no conocen y deben entrar solos, sin la compañía de sus padres a un aula en la que deberán adquirir hábitos novedosos para ellos.
Los padres son los primeros que deben mantener una actitud tranquila para transmitírsela a sus hijos. Si la mamá está nerviosa, estresada o emocionada con la entrada de su hijo al colegio, el pequeño reflejará todos esos sentimientos.
No más llantos
Algunos niños se sienten profundamente inseguros cuando afrontan lo que para ellos es el ‘largo camino’ de entrada al colegio. Pasan de estar junto a su madre a reunirse con una absoluta desconocida que para ellos es la profesora. Estos son algunos consejos para hacerles sentir mejor y procurar que no lloren y que este trance sea lo más suave posible.
Sin embargo, con previsión y paciencia podemos conseguir que volver a las clases no provoque estrés escolar en los niños y alejar así el riesgo de miedo o inseguridad en los pequeños.
1.- Empezar a introducir rutinas antes del inicio de las clases: Los cambios bruscos son estresantes tanto para los adultos como para los niños por lo que pasar de unas vacaciones sin horarios a las rutinas escolares debe hacerse paulatinamente. Así, a ser posible, los niños pueden empezar a poner el despertador para levantarse a una hora fija antes de que empiecen las clases y realizar algunos ejercicios a modo de repaso para que el regreso a clase sea más suave.
2.- En positivo: Mostrar una actitud alegre hacia el colegio contagia a los niños de entusiasmo. Vuelven a jugar con sus amigos, muchos de los cuales no han visto durante el verano y van a pasarlo muy bien con sus compañeros de clase. Además, los padres tienen que estar tranquilos porque si ellos se estresan, los niños también.
3.- Relación con el colegio: Acudir a tutoría para conocer a los profesores de nuestros hijos y preguntar sobre cómo va a ser el curso es positivo para los padres y también para los niños que ven cómo sus padres se implican y se preocupan por su bienestar y por su progreso educativo.
4.- Descanso: Los niños deben descansar las horas necesarias. Según las edades las horas de sueño oscilan entre las diez y las ocho horas por lo que han de adquirir las rutinas de sueño apropiadas que les ayudarán a mantenerse despiertos y atentos durante las clases.
5.- Extraescolares: Los niños pasan en clase un mínimo de cinco horas y luego tienen que realizar tareas y estudiar durante una o dos horas más por lo que las actividades extraescolares han de ser motivadoras. Deben gustarle y acudir con agrado. Los niños tienen que tener tiempo para el juego libre con sus amigos.
7.- Buena alimentación: Un buen desayuno les aporta la energía necesaria para rendir en el colegio. Los niños con carencias de vitaminas pueden sufrir problemas de concentración durante las horas de estudio.
8.- Comunicación: Los padres deben hablar con sus hijos y saber cómo se sienten en el colegio. Es un hábito muy enriquecedor, que no sólo mejora la relación paterno-filial, sino que ayuda a detectar los cambios del niño si está sufriendo algún tipo de dificultad de adaptación. Escuchar a los hijos con atención refuerza su autoestima ya que sienten que lo que tienen que decir es importante para sus padres y la autoestima es inversamente proporcional al estrés, es decir, a mayor autoestima menor estrés y viceversa.
9.- Exigencia: A lo largo del verano se olvidan muchos de los conceptos adquiridos durante el curso y hay que refrescarlos. Al inicio del curso hay que tener paciencia y ayudar a los niños a recordar aquello que ya saben para poder seguir aprendiendo cosas nuevas. El nivel de exigencia no debe asfixiar a los menores.
10.- Ayuda profesional: Adaptarse a una nueva situación puede provocar inseguridad durante un periodo de tiempo. Sin embargo, hay niños que sufren síntomas graves de estrés, como irritabilidad, tristeza, angustia, diarrea o estreñimiento, por lo que hay que estar atentos a los cambios del menor porque si es así hay que acudir a un profesional para que le ayude en la adaptación.
La primera vez
El primer día de colegio puede ser muy emocionante. Los niños de apenas tres años, algunos aún no los han cumplido, comienzan las clases y aunque hayan ido a guardería, las sensaciones son diferentes. Llegan a un entorno nuevo, con compañeros a los que no conocen y deben entrar solos, sin la compañía de sus padres a un aula en la que deberán adquirir hábitos novedosos para ellos.
Los padres son los primeros que deben mantener una actitud tranquila para transmitírsela a sus hijos. Si la mamá está nerviosa, estresada o emocionada con la entrada de su hijo al colegio, el pequeño reflejará todos esos sentimientos.
No más llantos
Algunos niños se sienten profundamente inseguros cuando afrontan lo que para ellos es el ‘largo camino’ de entrada al colegio. Pasan de estar junto a su madre a reunirse con una absoluta desconocida que para ellos es la profesora. Estos son algunos consejos para hacerles sentir mejor y procurar que no lloren y que este trance sea lo más suave posible.
- Preparar juntos el desayuno del colegio, el material y la bata.
- Contarles cosas de cuando nosotros íbamos al colegio, cómo eran nuestros profesores o a qué jugábamos con nuestros amigos.
- Levantarnos con tiempo para no añadir el estrés de las prisas a todo lo que supone el primer día de colegio.
- Evitar largas despedidas frente a la puerta del colegio.
- Llevar un juguete o un pequeño objeto que les haga sentir seguros.
- Respetar los horarios del colegio y no asomarnos al patio en la hora del recreo.
Fuente: www.hoymujer.com
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